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campo de viñas

¿Sabemos cómo afecta el cambio climático a la producción del vino?

El cambio climático ya es una evidencia y un tema habitual en nuestro día a día y como amantes del vino ¿somos conscientes de cómo afecta el calentamiento global a su producción?
Hasta que las botellas de vino llegan a las mesas de los consumidores, el vino pasa por múltiples procesos además de estar expuesto a multitud de factores.

¿Qué dicen los expertos?

Ciertos entendidos como Pablo Riesgo, ingeniero agrónomo de la Universidad Politécnica, piensan que efectivamente el cambio climático en el vino está dejando su rastro. Se cree que por cada grado que sube la temperatura, la vendimia se puede acelerar alrededor de 15 – 20 días. Explica que «se adelanta la floración, se adelanta el fruto, la época de la vendimia y el engorde de las bayas». Así, los cambios de ciclo provocan que algunas de las uvas de Denominación de Origen no maduren como deberían y se pierda calidad. Por lo tanto, ante una variación del clima, las alteraciones de los viñedos están afectando a la producción de los caldos.

Como consecuencia de esta situación, parece que se está empezando a prever un plan de acción de cara a futuro por la continuidad de la subida paulatina de temperaturas, las sequías cada vez más duraderas y habituales y demás cambios climatológicos. Motivo por el cual, ciertos viticultores están comprando tierras a altas latitudes donde corren menos riesgo a medio plazo de sufrir cambios drásticos de temperatura.

De qué manera afecta el cambio climático en el vino

Cultivo

La uva, y por consiguiente la vid, se encuentra entre las plantas agrícolas que más se resienten ante esta variación de temperaturas. Es habitual que las añadas más relevantes se den en temporada de primavera, durante las cuales las lluvias son frecuentes y los veranos cálidos. Así, se aligera la maduración de la uva y se obtienen vinos tempranos de calidad.

Las frutas son especialmente sensibles a los cambios de clima y la uva no podía ser de otra forma. Las altas temperaturas están afectando en un primer lugar a la propia producción del vino, adelantando las vendimias. Hoy en día, la mayoría de los terruños se encuentra entre los 30 y 50 grados de latitud, donde el clima es templado y la maduración puede darse lentamente. Por lo tanto, al adelantarse la vendimia, la uva no está completando su ciclo de maduración.

Color, sabor y olor

Uno de los momentos más importantes de la maduración de una vid es justo al principio, denominado envero. Las uvas cambian de color, del verde al rojo y comienzan a endulzarse. El azúcar aumenta en todos los órganos de la vid, no solamente en la baya. Mientras la clorofila (moléculas responsables de brindar el color verde en las plantas) se reemplaza por antocianos, como se denomina al pigmento que le da un color rojizo tan característico del vino o carotenoides (uvas blancas), azúcares y otros nutrientes.

Siendo así, como consecuencia del cambio climático en el vino, el aumento de únicamente unos grados más de calor puede llegar a convertir esos ácidos tan característicos en azúcares. Esto repercute en el sabor, además de elevar la graduación alcohólica al fermentar. A su vez se provoca un aumento del pH, el potasio del mosto y una disminución del contenido de polifenoles, que se encuentran en la piel y las pepitas de las uvas, que son las que le aportan al vino su aroma y sabor tan particular.

La producción española sufre riesgos

La producción de vinos llegará a producir cambios en la producción de vino a nivel mundial. En Europa se prevé que el índice de Huglin no muestre muchos cambios (medidor de idoneidad térmica para la producción de vino).

Sin embargo, la Península Ibérica será una de las zonas más afectadas, como consecuencia de su emplazamiento además de por las sequías, cada día más habituales. España es el país con más riesgo en sus viñedos ya que es el que tiene más superficie dedicada a ellos (960.000 hectáreas) y el tercero en producción. La mayor parte se encuentran en Castilla La mancha, una de las zonas más sensibles al cambio climático y la falta de agua.

Sin embargo, zonas o países en las que anteriormente su producción no destacaba en este tipo de cultivos, están empezando a despuntar. Noruega, Dinamarca o Reino Unido son tres claros ejemplos, en los cuales su producción del vino crece a un ritmo superior al 40% anual.

Está claro que ante tal circunstancia hay que ir adaptándose y así cuidar la producción de vino de calidad. Por ello, ya se cuentan con alternativas como el cambio de localización de los viñedos a zonas más altas y frescas. Si no, también podría cambiarse el tipo de vid, en la que los ciclos de vida sean más largos para así evitar que la uva madure tan rápidamente.

 

campo de viñedos

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